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El agua es un elemento clave en el desarrollo de cualquier cultivo, ya que es el medio a través del cual las plantas absorben los nutrientes esenciales. Dos de los parámetros más importantes que influyen en su correcto crecimiento son el EC (electroconductividad) y el PH (potencial de hidrógeno). Ambos valores determinan la disponibilidad de los nutrientes en el sustrato y pueden afectar significativamente la salud de la planta.
Si estos niveles no se encuentran dentro del rango adecuado, las plantas pueden desarrollar deficiencias o sufrir un exceso de sales acumuladas, lo que compromete su crecimiento.
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El PH del agua es un indicador de acidez o alcalinidad y se mide en una escala de 0 a 14, donde 7 es el punto neutro. Un PH inadecuado puede afectar la absorción de nutrientes, impidiendo que la planta los utilice correctamente.
Cada tipo de planta tiene un rango óptimo de PH para su correcto desarrollo. En suelos más ácidos o alcalinos de lo necesario, ciertos nutrientes pueden bloquearse, provocando deficiencias incluso si el sustrato está bien fertilizado.
Los valores de PH recomendados varían según el medio de cultivo:
El EC del agua mide la concentración de sales disueltas y determina la cantidad de fertilizantes presentes en la solución de riego. Un EC demasiado alto puede provocar acumulación de sales que dañan las raíces, mientras que un EC demasiado bajo indica falta de nutrientes esenciales.
El nivel de EC ideal depende del tipo de cultivo y su etapa de crecimiento, aunque generalmente varía entre 0.4 y 2.0 mS/cm.
Para asegurar que el agua de riego se encuentra dentro de los valores adecuados, es necesario utilizar medidores digitales de PH y EC, que permiten obtener lecturas precisas y realizar ajustes cuando sea necesario.
Varios factores pueden afectar estos valores, por lo que es importante controlarlos periódicamente:
Mantener los niveles correctos de EC y PH en el agua de riego es esencial para asegurar un crecimiento equilibrado en cualquier tipo de cultivo. Un monitoreo regular con medidores digitales permite evitar problemas en la absorción de nutrientes y mejorar el estado general de las plantas.
Si estos valores se mantienen dentro de los rangos recomendados, las plantas podrán desarrollarse de manera saludable, aprovechando al máximo los nutrientes presentes en el sustrato y reduciendo el riesgo de acumulación de sales o deficiencias nutricionales.