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El olor a tabaco puede quedarse en cualquier parte: en la ropa, en los muebles, en el pelo… y a veces es difícil de eliminar del todo. Pero no te preocupes, hay trucos sencillos y bastante efectivos que pueden ayudarte a dejar cualquier espacio libre de ese olor tan característico.
Aquí te contamos cómo quitar el olor a tabaco de forma fácil, ya sea en casa, en el coche o incluso en la ropa o el pelo.
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Si alguna vez has fumado en interior o has estado cerca de alguien que lo ha hecho, sabrás que el olor no tarda en pegarse a todo. Y no siempre es fácil hacer que desaparezca del todo.
Tanto si quieres evitar que se note en casa, como si prefieres mantener tu ropa o tu coche sin ese olor, hay soluciones que puedes aplicar sin complicarte demasiado. Te dejamos algunos de los mejores trucos para eliminar el olor a tabaco de manera rápida y eficaz.
El olor que deja el tabaco puede ser bastante persistente, sobre todo en espacios cerrados o tejidos. Se queda pegado a los muebles, las paredes, la ropa… incluso en el pelo. Por suerte, hay trucos sencillos que pueden ayudarte a quitarlo de forma eficaz. Aquí van algunos de nuestros favoritos:
Un clásico que nunca falla: el vinagre. Mezcla media taza de agua caliente con un cuarto de taza de vinagre blanco y colócalo en un cuenco en la habitación donde más se note el olor. En unas horas, el ambiente habrá mejorado notablemente.
Eso sí, si el olor es muy fuerte, puedes reforzar con aceites esenciales o un poco de incienso. No solo neutralizas el mal olor, sino que además dejas un aroma agradable en el aire. También puedes hervir cáscaras de naranja o limón con clavos para perfumar la casa de forma natural.
El coche es uno de los sitios donde más se nota el olor a tabaco, pero también hay soluciones. Lo primero: ventilar bien y hacer una limpieza a fondo. Puedes usar una mezcla de bicarbonato y agua para limpiar superficies y tejidos, o espolvorear bicarbonato en alfombrillas y asientos, dejarlo actuar un par de horas y luego aspirar bien.
¿Sigue oliendo después? Prueba a dejar un recipiente con amoniaco toda la noche dentro del coche (bien cerrado, eso sí). También puedes lavar el cenicero y llenarlo con un poco de café molido, que ayuda a absorber el olor y deja un toque más agradable. Un ambientador casero con bicarbonato y unas gotas de aceite esencial también puede marcar la diferencia.
El bicarbonato también funciona de maravilla con la ropa. Solo tienes que extender la prenda que huele y colocar al lado un tarro abierto con bicarbonato. Déjalo actuar varias horas y verás la diferencia.
Si necesitas algo más potente, prueba con vinagre blanco: pon la prenda en remojo en agua caliente con unas cuatro tazas de vinagre. Déjala un buen rato, escúrrela bien y cuélgala para que se seque. Adiós al mal olor. Otra opción rápida es colgar la prenda al aire libre un par de horas, ya que la ventilación natural ayuda mucho.
Aquí el truco es el vinagre de manzana. Si notas que lavarte el pelo como siempre no es suficiente, mezcla una parte de vinagre con dos de agua y aplícalo por todo el cabello.
Déjalo actuar unos 20 minutos y aclara bien. Lo ideal es que se seque al aire, sin secador. Si no tienes tiempo para lavarte el pelo, el champú en seco puede sacarte del apuro y disimular el olor hasta que puedas hacer una limpieza más a fondo. También puedes usar toallitas húmedas para una solución exprés si estás fuera de casa.
El olor a tabaco es tan persistente porque el humo está lleno de pequeñas partículas que se meten por todas partes: tejidos, paredes, muebles… Y una vez ahí, no se van fácilmente. Esas partículas se adhieren y forman una especie de capa invisible que poco a poco se hace más intensa si no se limpia con frecuencia.
Además, hay superficies que lo absorben más que otras, como las alfombras, las cortinas o la tapicería del coche. Por eso, aunque dejes de fumar, el olor puede seguir apareciendo durante días. Por suerte, con limpieza constante y algunos productos como vinagre, bicarbonato o incluso carbón activado, se puede mantener a raya.