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Historias donde el crimen no es solo un giro de guion, sino el eje de todo. Desde investigaciones reales hasta thrillers que te dejan pegado al sofá. Si te van las tramas oscuras, los casos imposibles o los personajes que caminan por la cuerda floja entre el deber y el delito, aquí tienes una selección que vale cada minuto.
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A veces, la realidad supera cualquier guión. Estas películas no solo cuentan crímenes que ocurrieron de verdad, sino que lo hacen con tensión, matices y un punto de reflexión. Historias reales que se convirtieron en casos famosos o silencios incómodos. Aquí no hay superhéroes: solo personas enfrentando lo peor (y a veces, lo mejor) del mundo real.
Una historia que parece escrita para la ficción… pero fue real. Esta película sigue la estela de una mujer que logró manipular, seducir y borrar huellas con una sangre fría impresionante. Lo interesante no es solo el crimen, sino cómo se construye el personaje: metódica, letal y al mismo tiempo invisible.
Basada en un caso que estremeció a la opinión pública, mezcla tensión psicológica con una narrativa que te lleva a dudar de todo. La dirección no se recrea en el morbo, pero tampoco lo suaviza. Una buena elección si te gustan las historias donde el verdadero monstruo es el más discreto.
Un enfermero, varios hospitales y una serie de muertes que nadie se explicaba. Basada en un caso espeluznante en EE. UU., esta película muestra cómo alguien puede esconderse a plena vista. Es lenta, tensa y perturbadora. Lo que más inquieta: no hace falta exagerar nada. Lo que pasó ya era suficiente.
Destaca por cómo construye la tensión, con ese ritmo que no explota de golpe, sino que va subiendo como el goteo de un suero. Jessica Chastain y Eddie Redmayne hacen que la historia no solo sea incómoda, sino también difícil de olvidar. Un caso real que parece sacado de una pesadilla.
Corrupción en la élite académica de EE. UU. Universidades de prestigio, padres con dinero, y un sistema de acceso que, con suficientes billetes, se dobla como el alambre. Este documental dramatizado mezcla entrevistas y recreaciones para mostrar cómo se construyó una red de trampas para entrar a Yale, Stanford o Harvard.
Más allá del escándalo, es interesante ver cómo opera el privilegio: disfrazado de asesoría, justificado por «amor paternal» y blindado por contactos. El FBI no entra con armas, sino con grabaciones. Una forma distinta de crimen, pero igual de letal para la idea de justicia.
No es una historia de detectives, pero hay investigación, víctimas y una verdad que se abre paso entre el miedo y el poder. “Athlete A” cuenta cómo un grupo de periodistas destapó los abusos sistemáticos dentro del equipo de gimnasia olímpica de EE. UU. Es crudo, necesario y devastador. Un tipo distinto de crimen… pero crimen al fin y al cabo.
El documental no solo denuncia, también muestra la importancia de la prensa como herramienta de cambio. Las víctimas, en su mayoría adolescentes, se convierten en el centro del relato. No hay efectos especiales ni música de thriller, pero el peso emocional lo llena todo. Obligatoria.
Aquí la imaginación hace de las suyas. Son historias inventadas, sí, pero podrían pasar. O al menos, lo parecen. Tienen policías, misterios, asesinatos, tensión y esa sensación de que algo va a estallar. Si te gustan los thrillers que te atrapan desde el primer minuto y no te sueltan hasta el final, este bloque es para ti.
No es el típico thriller de policías, pero sí una de las películas más tensas del género. “Sicario” te mete de lleno en la guerra contra el narcotráfico, con una agente del FBI que cruza la frontera hacia un terreno donde las reglas no existen. Dirigida por Denis Villeneuve, es oscura, ambigua y jodidamente incómoda.
El reparto lo eleva todo: Emily Blunt, Benicio del Toro y Josh Brolin están brillantes. Hay tensión desde la primera escena, violencia contenida y dilemas morales por todas partes. Aquí no hay héroes perfectos ni malos caricaturescos. Solo una línea muy fina entre lo legal y lo brutal.
Tres amigos marcados por un trauma, un crimen que lo reabre todo y una investigación que destapa más heridas que respuestas. Clint Eastwood dirige este drama policiaco con alma de tragedia griega. Más que el caso, lo importante aquí es lo que se mueve por dentro de los personajes.
Con actuaciones demoledoras de Sean Penn, Tim Robbins y Kevin Bacon, “Mystic River” es densa, triste y poderosa. No busca el giro fácil, sino el peso emocional. Cada escena es una pieza de dolor acumulado. Una obra madura que habla del pasado, la culpa y las heridas que nunca cierran.
¿Qué harías si el asesino se guiara por los siete pecados capitales? Eso plantea “Seven”, uno de los thrillers más icónicos de los 90. La fotografía es sombría, el ambiente opresivo, y la sensación de que algo va muy mal… no te abandona en ningún momento.
David Fincher dirige con mano firme y un ritmo que va apretando sin aflojar. Brad Pitt y Morgan Freeman encarnan a dos detectives con visiones opuestas del mundo. Es violenta, sí, pero sobre todo perturbadora. De esas que no olvidas. Y su final… bueno, ya lo sabrás.
Otra de Fincher, pero muy distinta. Aquí no hay persecuciones ni disparos, sino obsesión. “Zodiac” se basa en el caso real del asesino que aterrorizó San Francisco durante años. No hay resolución fácil, pero sí una investigación que se convierte en una pesadilla meticulosa y lenta.
Es una película sobre el proceso, sobre mirar cada pista, cada detalle, cada error. Jake Gyllenhaal y Robert Downey Jr. lideran un reparto que se luce sin alardes. Es larga, sí, pero te mete tan dentro del caso que no te das cuenta. Ideal si prefieres el suspense mental al sobresalto.
Una desaparición inexplicable, un depósito de cadáveres y un investigador que huele que hay gato encerrado. “El cuerpo” es un thriller español con un giro tras otro. No es una historia gigantesca, pero sabe jugar con los elementos del misterio como un reloj suizo.
La ambientación ayuda: todo transcurre en pocas horas, en una noche larga donde nada cuadra. Lo mejor es cómo te va cambiando las sospechas cada vez que crees haberlo entendido. Compacta, efectiva y con un final que da la vuelta a todo. De esas que recomiendas con un “ya verás”.
Una central de emergencias, una llamada inesperada y un operador que intenta resolver un caso sin moverse de su silla. “The Guilty” es minimalista, pero efectiva. Todo ocurre en tiempo real, con un solo actor al teléfono, y aun así consigue enganchar como un thriller de gran presupuesto.
Es un ejercicio de tensión bien hecho. Aquí todo depende de la voz, del sonido, de lo que no ves. Jake Gyllenhaal lleva el peso de la historia con solvencia y te mete en su cabeza, en su frustración. Ideal si te gustan las historias que demuestran que menos puede ser mucho más.
Ni son biopics estrictos ni thrillers clásicos. Estas películas se mueven en una zona gris: se basan en hechos reales o están claramente inspiradas por ellos, pero con libertad creativa. Tramas de corrupción, poder, escándalos y decisiones cuestionables. Perfectas para cuando quieres indignarte, reflexionar… o simplemente entender cómo funciona (mal) el mundo.
No hay persecuciones ni tiroteos, pero el crimen es mayúsculo: la crisis financiera de 2008. “La gran apuesta” te mete de lleno en el caos que se cocinaba mientras la mayoría miraba para otro lado. Un reparto de lujo (Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling) explica lo inexplicable con humor ácido y mucho ritmo.
Más que una peli, es una clase magistral de economía para indignarte. Porque aquí los ladrones llevan corbata y el botín es el sistema entero. Es cine de denuncia, pero sin perder el entretenimiento.
Basada en el atentado en Noruega en 2011, esta película es dura, contenida y respetuosa. No se regodea en la violencia, sino que pone el foco en el después: en cómo se reconstruyen las vidas, la política y la sociedad tras el horror.
Paul Greengrass (el mismo de “United 93”) maneja el pulso con sobriedad, sin sensacionalismo. Es una historia real que pone los pelos de punta, no solo por lo que pasó, sino por lo cerca que puede parecer.
En plena Segunda Guerra Mundial, un prisionero catalán pone en riesgo su vida para sacar pruebas de los horrores del campo nazi. Basada en hechos reales, esta historia mezcla suspense, tensión histórica y una mirada muy humana al valor de dejar constancia.
Mario Casas sorprende en un papel contenido y sólido. La ambientación es asfixiante, y lo que cuenta, aún más. No es solo una peli sobre nazis: es sobre memoria, coraje y cómo una foto puede cambiarlo todo.
Diana Nyad tenía más de 60 años cuando decidió cruzar a nado los 177 km entre Cuba y Florida. Sin jaula antitiburones. “Nyad” cuenta ese desafío real con Annette Bening y Jodie Foster a lo grande, pero sin caer en la épica barata.
Más que una historia deportiva, es un retrato del esfuerzo, la terquedad y la amistad. Un thriller físico y emocional donde el crimen no es otro que rendirse. Muy inspiradora, sin empalaga