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Granada se mira, se pasea… y se contempla desde lo alto. La ciudad tiene algo especial cuando la ves en perspectiva: la Alhambra iluminada, los tejados del Albaicín, Sierra Nevada al fondo y un cielo que siempre parece de postal. Y lo mejor es que no hace falta pagar ni subir a ningún rascacielos: aquí los miradores son gratis y espectaculares.
En esta guía te contamos cuáles son los mejores miradores de Granada. Desde los más famosos hasta rincones casi secretos, perfectos para ver el atardecer, hacer fotos o simplemente quedarte en silencio con la ciudad a tus pies. Da igual si vas en pareja, con amigos o solo: estas vistas no decepcionan.
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Si hay algo que no puedes perderte en Granada, es ver la Alhambra desde lo alto. Da igual cuántas veces la hayas visto en fotos: cuando la tienes enfrente, en silencio y con la ciudad de fondo, todo cambia. Aquí van los clásicos que no fallan, donde cada mirada parece una postal.
Este es el mirador más mítico de Granada y con razón. Desde aquí tienes una vista frontal y perfecta de la Alhambra con Sierra Nevada de fondo. Al atardecer se llena de gente, guitarras y cámaras, pero el ambiente merece la pena. Es uno de esos lugares que, aunque estén en todas las guías, hay que vivir al menos una vez.
Está en el corazón del Albaicín, y se llega caminando con algo de subida, pero sin complicaciones. Si quieres evitar multitudes, pásate por la mañana temprano o entre semana. Justo al lado hay bares y teterías para quedarte un rato más. Es ideal si buscas la foto de postal… pero con vida.
Más arriba, más tranquilo y con una vista aún más completa. Desde aquí ves toda la ciudad: la Alhambra, el Albaicín, el Sacromonte y hasta el horizonte de la Vega. No hay tanto turismo, y eso se nota en el ambiente. Si te va lo bohemio o simplemente quieres respirar, este es tu sitio.
La subida desde el Albaicín puede ser intensa, pero también puedes ir en coche o moto y aparcar cerca. Muchos locales vienen con bocata y manta a ver la puesta de sol. Recomendación: sube con tiempo, siéntate en el muro y disfruta sin prisas.
Este es de los más bonitos y menos conocidos, aunque está dentro de la propia Alhambra. Rodeado de jardines románticos y pavos reales sueltos, el mirador da al Albaicín y tiene una perspectiva preciosa de la ciudad vieja. Ideal para una tarde tranquila.
El acceso es gratuito, pero con horario, ya que forma parte del complejo de los Jardines de los Mártires. Es un buen plan si vas a visitar la Alhambra y quieres un rato más de calma. Lleva cámara, algo de fruta y disfruta del paseo entre estanques y flores.
Granada guarda algunos secretos lejos de las rutas turísticas más trilladas. Miradores donde no hay aglomeraciones, donde puedes sentarte en silencio y ver la ciudad desde otro ángulo. No siempre están señalizados ni llenos de gente, y justo por eso son especiales. Aquí tienes algunos para explorar con calma, sin prisa ni ruido.
Un rincón muy poco conocido que ofrece una de las vistas más originales del casco histórico. Está escondido cerca del Arco de Elvira y ofrece una panorámica preciosa del Albaicín con la Alhambra al fondo. Lo curioso es que casi nadie lo visita, así que la tranquilidad está garantizada.
Ideal para parar si estás paseando por la zona baja del Albaicín. Es pequeño, sin bancos ni barandillas, pero justo por eso tiene ese aire casi secreto. Buen sitio para una foto distinta o simplemente para quedarte un rato en silencio mirando la ciudad desde abajo hacia arriba.
Este mirador está justo al borde del barrio de la Churra, al lado de la Alhambra, pero pasa desapercibido para la mayoría. Desde aquí se ve una parte íntima de Granada: los tejados del Albaicín, el río Darro y la vida que corre por debajo sin que nadie mire.
El acceso es algo enrevesado, con cuestas empedradas y calles estrechas, pero merece la pena. No hay muchos turistas y suele haber estudiantes o gente local tomando aire. Perfecto para ver un atardecer tranquilo, con la ciudad encendiéndose poco a poco.
Ubicado en el antiguo barrio judío, este mirador tiene una energía distinta. No tiene vistas tan amplias como otros, pero sí una perspectiva especial del centro, las torres de las iglesias y la Alhambra recortada entre árboles. Lo rodean casas encaladas y callejones con historia.
Está a medio camino entre el Campo del Príncipe y la parte alta del Realejo. Es fácil de integrar en un paseo más largo, sobre todo si te apetece descubrir la Granada más local. Buen lugar para respirar y hacer una parada fuera del circuito habitual.
Este mirador está en la parte alta del Albaicín, no muy lejos del Arco de las Pesas. Es uno de esos lugares que sorprenden porque no te los esperas. Tiene bancos, sombra y una vista limpia del centro de Granada con la Catedral y la Alhambra enmarcadas.
Suele haber vecinos charlando o gente leyendo, sin postureo ni cámaras. Es un sitio para quedarse un rato, sin agobios, y ver cómo la ciudad late desde arriba. Si vas con calma, incluso puedes empalmarlo con otros miradores cercanos en una ruta improvisada.
No todos los miradores de Granada implican subir cuestas infinitas o perderse por callejones empedrados. Si vas en coche o en moto, hay algunos puntos con vistas espectaculares donde puedes llegar sin sudar la camiseta. Aquí van tres opciones con acceso fácil y panorámicas que valen la pena.
Este mirador está justo a las afueras del centro, pero lo suficientemente alto como para ofrecer una vista privilegiada de la Alhambra y Sierra Nevada al fondo. Es una parada habitual de locales que suben en coche para desconectar un rato.
Se accede por la carretera que sube desde el Realejo y hay sitio para aparcar sin complicaciones. Suele haber fotógrafos, motos y gente con bocadillo viendo el atardecer. No hay mucha infraestructura, pero sí silencio y buena luz a última hora del día.
Subiendo por la carretera hacia Sierra Nevada, El Purche es una parada obligada para quienes buscan vistas abiertas, aire fresco y ese olor a campo que no encuentras en la ciudad. Desde aquí se ve parte del valle, las montañas y Granada extendida a lo lejos.
Hay un pequeño aparcamiento cerca, merenderos y hasta algún bar de montaña en temporada. Es perfecto para parar con la moto, estirar las piernas y respirar hondo. No es solo un mirador, es una escapada rápida al monte sin necesidad de hacer senderismo.
Situado en la parte alta del pequeño pueblo de Víznar, este mirador tiene vistas amplias de la vega granadina y la ciudad al fondo. Es una opción menos conocida, pero con mucho encanto, sobre todo al amanecer o cuando cae la tarde.
Se puede llegar en coche sin problema y hay sitio para aparcar. Al estar algo apartado del centro turístico, es tranquilo y suele haber solo gente del pueblo o visitantes curiosos. Ideal para un plan de carretera con parada a comer o simplemente para ver Granada desde otra perspectiva.