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Gran Canaria no es solo sol y playa. También es barrancos, pinares, montañas y cielos estrellados. Si estás pensando en una escapada diferente, dormir al aire libre y despertarte con el sonido de la naturaleza, esta guía es para ti.
En esta guía te contamos cuáles son los mejores sitios para acampar en Gran Canaria. Desde espacios gestionados por el Cabildo hasta campings privados y zonas cercanas al mar. También te damos consejos clave sobre permisos, normas y lo que necesitas saber antes de preparar tu tienda o subirte a la furgo. Porque si hay una forma diferente (y más libre) de conocer la isla, es durmiendo en ella.
Contents
Hay zonas habilitadas para acampar dentro de espacios naturales que gestiona el Cabildo. Son sitios conocidos, con sombra, servicios básicos y acceso a rutas o miradores. Aquí te mostramos los más populares, perfectos para quienes quieren estar en contacto con la naturaleza sin complicarse demasiado.
Desde lugares amplios como Llanos de la Pez hasta entornos más salvajes como Tamadaba, esta lista cubre lo esencial. Algunos tienen servicios, otros no tanto, pero todos te permiten dormir al aire libre con vistas únicas y buen ambiente.
En la cumbre de la isla, Llanos de la Pez es uno de los sitios clásicos para acampar en Gran Canaria. Pinos por todas partes, espacio de sobra y una zona amplia para tiendas. Hay baños, barbacoas, mesas y vigilancia. No se puede dormir en camper, pero sí en tienda.
Para venir, hay que pedir permiso al Cabildo. Se llega fácil en coche, hay rutas de senderismo cercanas y el ambiente suele ser familiar. Es buena opción si quieres naturaleza sin alejarte demasiado de todo, pero por la noche refresca bastante, así que trae abrigo y ropa térmica.
Tamadaba es monte puro. Silencio, pinar cerrado y un ambiente muy tranquilo. En la zona de Llanos de la Mimbre puedes acampar con tienda o caravana. Hay agua, baños y vigilancia. Nada de barbacoas ni fuegos, especialmente si hay alerta de incendios.
El permiso es obligatorio y se pide al Cabildo. Aquí no hay tiendas ni servicios cerca, así que hay que venir preparado. Perfecto si lo tuyo es la desconexión real: dormir entre árboles y despertarte con el sol filtrándose entre las ramas sin más distracción que el canto de los pájaros.
La Presa de Las Niñas es de lo más top si buscas acampar cerca del agua. Hay zonas para tiendas y también para furgos. Tiene barbacoas, baños, mesas, vigilancia y buen rollo familiar. Es fácil llegar y el entorno lo merece.
La mejor época es de enero a mayo, cuando suele haber agua. Aquí la gente se trae el paddle surf, las bicis o simplemente viene a pasar el finde sin preocuparse del móvil. Las puestas de sol sobre la presa son un espectáculo si pillas buen tiempo y algo de brisa.
Este es de los menos conocidos y eso lo hace especial. Es básico, sin lujos: nada de baños ni barbacoas, pero sí vigilancia. El entorno es tranquilo, ideal si quieres pasar un par de noches sin ruido, sin cobertura y sin prisas.
Tienes que traerlo todo: agua, comida, linterna… no hay servicios cerca. Para muchos es justo lo que buscan. No es para cualquiera, pero si te va lo minimalista, aquí encuentras calma, aire limpio y cielo estrellado sin filtros ni turistas alrededor.
Además de los clásicos, también hay zonas menos conocidas, pero igual de interesantes. Sitios algo más urbanos, cerca del mar o con servicios extra, pensados para tiendas, campers o furgonetas. Buenas opciones si buscas comodidad sin renunciar a estar fuera.
Aquí tienes una selección con espacios prácticos, desde Salinetas hasta la costa de Vargas. Cada uno tiene su rollo: unos más básicos, otros más completos, pero todos válidos para pasar una noche distinta.
Situado a pocos minutos del casco urbano, este área es ideal si buscas acampar sin alejarte demasiado de la civilización. Es una zona tranquila, con sombra natural y espacio para tiendas. No es muy grande, pero tiene lo justo para una noche en la montaña.
Suele usarse sobre todo los fines de semana. No cuenta con demasiados servicios, así que conviene llevar lo básico desde casa. Es fácil acceder en coche, y desde aquí puedes salir a caminar o visitar pueblos cercanos. No es la más salvaje, pero sí bastante cómoda.
A dos pasos del mar, en la costa este de la isla, esta zona está pensada más para caravanas y campers que para tiendas. El entorno es industrial, no muy bonito, pero lo compensa con servicios básicos y buen acceso.
Tiene duchas, baños, vaciado de aguas, electricidad y wifi. Por 12 euros la noche, es una opción práctica si estás de ruta y necesitas un sitio funcional para pasar la noche. No es el lugar más encantador, pero cumple si buscas comodidad sobre paisaje.
En el norte, cerca del Charco de San Lorenzo, se encuentra esta área sencilla para campers. No hay baños, ni electricidad, ni duchas. Solo un terreno frente al mar donde puedes aparcar y dormir con vistas limpias.
El precio por noche para no socios es de 7 euros. Es una opción básica y sin pretensiones, perfecta si te va la vida camper tranquila, sin multitudes ni ruido. Desde aquí puedes explorar la costa norte o simplemente ver el mar desde la ventana de tu furgoneta.
Este camping privado está al sureste de la isla, muy cerca del mar. Admite tiendas, campers y caravanas. Tiene aseos, duchas, zona de barbacoa, electricidad, wifi, restaurante y hasta chozas para alquilar si no quieres montar nada.
Está legalizado, así que aquí puedes dormir sin preocuparte de permisos. Buen punto si buscas un camping con ambiente relajado, algo de comunidad viajera y todo lo necesario para estar cómodo durante varios días. Muy cerca hay rutas costeras y zonas para deportes acuáticos.
Además de los lugares más conocidos, el Cabildo gestiona otras áreas que, aunque menos populares, son igual de válidas si lo que buscas es calma, paisajes abiertos y menos gente alrededor. Lugares sencillos, sin muchas instalaciones, pero con el silencio y el entorno que a veces más se agradecen.
Morro de Santiago es una zona de acampada sencilla y poco masificada, ubicada en el interior de San Bartolomé de Tirajana. Rodeada de pinos y con vistas amplias al paisaje del sur de la isla, es una opción ideal para quienes buscan algo más rural, sin ruido y sin agobios.
No dispone de servicios como baños o agua potable, así que hay que ir preparado con todo lo necesario. Su acceso es algo más limitado que otras zonas, por lo que se recomienda vehículo propio y consultar antes el estado del camino. Es perfecta para quienes ya tienen experiencia acampando y valoran la tranquilidad.
Este enclave se encuentra en la cumbre, dentro del término municipal de Tejeda. Es un espacio rodeado de naturaleza, con vistas abiertas y ambiente fresco, perfecto para escapar del calor. No es de los más visitados, así que suele haber sitio incluso en fechas más señaladas.
Llanos del Salado tampoco cuenta con muchas comodidades, pero tiene zona habilitada para tiendas y suele mantenerse limpio. Ideal para pasar una o dos noches y combinarlo con rutas por los alrededores, como la que lleva hacia el Roque Nublo o la Degollada de La Goleta.
Altos del Pozo fue reabierta recientemente (en 2023), y desde entonces se ha convertido en una alternativa más para quienes acampan cerca de Tejeda. Está en una zona elevada, con buenas vistas y aire puro. El entorno es muy tranquilo y apenas hay cobertura, lo que ayuda a desconectar.
Como muchas zonas del Cabildo, es gratuita, pero básica: no hay aseos ni agua, así que mejor ir equipado. Se recomienda revisar el semáforo de incendios antes de ir, ya que en época de alerta no se permite acampar. Es una buena opción si ya conoces las otras zonas y te apetece probar algo nuevo.
Acampar en Gran Canaria no es solo plantar la tienda y ya. Hay cosas básicas que necesitas saber antes de lanzarte: permisos, equipo, zonas legales y normas que conviene respetar. Aquí van algunos consejos prácticos para que la experiencia sea buena… y sin sustos.
Para acampar en zonas habilitadas de Gran Canaria necesitas pedir un permiso al Cabildo. Es un trámite rápido y obligatorio, incluso para una sola noche. Puedes hacerlo de dos formas:
Sin esta autorización no está permitido acampar, así que asegúrate de pedirla con algo de antelación. Y cuando vayas, lleva contigo la confirmación (en papel o en el móvil), por si te la piden en el control.